sábado, 20 de agosto de 2016

0036 LA MASCOTA DE BUCARELI




El Edificio La Mascota cumple 100 años como uno de los ejemplos más acabados de la arquitectura porfiriana, que se mantiene más vigente que nunca.
Ernesto Pugibet, dueño de la fábrica de cigarros El Buen Tono, una de las más grandes de la época, tuvo la idea de construir un edificio para albergar a parte de sus trabajadores.
El ingeniero encargado del proyecto fue Miguel Ángel de Quevedo.
El edificio sería similar a los conjuntos parisinos, de departamentos agrupados con calles que parecen más bien callejones o pasajes.
La Mascota, de acuerdo con arquitectos y urbanistas como Miquel Adriá, es un ejemplo de arquitectura que persiste al paso de los años siendo funcional, y resultan más eficientes que los conjuntos habitacionales actuales, apartados de la ciudad, con servicios caros, donde vive mucha gente en poco terreno, con servicios urbanos suficientes y conectada mediante sistemas de transporte.
La Mascota cuenta con tres “calles” o pasajes que van de Abraham González a Bucareli.
Su ubicación marcaba la frontera del barrio más afrancesado de todos los que se edificaban en ese entonces: la colonia Americana, hoy Juárez.
El costo de la obra fue de dos millones 500 mil pesos de la época. Abarca 100 metros por lado, cuenta con tres módulos que suman 175 apartamentos para la clase media de ese entonces.
Su estructura fue prefabricaba y armada en el lugar, una técnica que comenzó a efectuarse a inicios del siglo XX.
Estos logros técnicos sólo se los podía dar una empresa como El Buen Tono, que se había convertido en la más grande cigarrera de México.
Había adquirido la tecnología para elaborar cigarros sin pegamento y era la accionista mayoritaria de la Cigarrera Mexicana y la Tabacalera Mexicana. Dominaba la mitad del mercado nacional y había llevado a la quiebra a productores artesanales.
La Mascota es de los edificios cuyos departamentos, de dos o tres recámaras, han permanecido habitados durante cien años.
Los apartamentos cuentan con uno o dos patios interiores, e incluso sótanos. Cuentan con espacios para sala, comedor, salón para televisión o juegos, que, como explica Adriá, servían para las tradicionales familias compuestas de padre, madre e hijos.
La Mascota no fue el único edificio de su tipo construido por El Buen Tono. La prosperidad de la empresa cigarrera era tal, que se alcanzaron a edificar dos conjuntos similares.
Uno de ellos estaba ubicado en la manzana que forman las calles Doctor Carmona y Valle, Doctor Liceaga, Doctor Lucio y Doctor Navarro, que contenía calles privadas y jardines internos.
El otro se encontraba en la manzana de las calles Doctor Navarro, Doctor Lucio y  Doctor Liceaga.

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