Entre Fray Servando y la calle de Tlaxcoaque se ubica el Edificio Jeanne D’Arc, planeado por Vicente Urquiaga en 1948, que mantiene su fachada de estilo neocolonial y está ocupado por oficinas del gobierno capitalino. En los alrededores sólo queda el recuerdo del cine Estrella, en Lucas Alamán 165, que tenía capacidad para más de 2,700 espectadores, además del depósito de tranvías que se encontraba en San Antonio Abad y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, cuyo espacio ahora es la Secundaria 28.
Los talleres de Galas de México, en el número 121, vieron nacer los famosos calendarios y cromos con pinturas nacionalistas que aún se venden en algunos puestos de revistas; en la acera opuesta de la calzada, la fábrica de harinas, pastas y galletas Tres Estrellas desapareció del rumbo hace más de cuarenta años, pero su memoria subsiste en el nombre de un pequeño callejón. Y en la esquina con Alfredo Chavero, la terminal de la línea de autobuses Flecha Roja cedió su lugar a un estacionamiento.
Esta zona resultó muy afectada por los sismos de 1985, en particular las empresas maquiladoras donde perdieron la vida numerosas costureras. Para conmemorar este suceso se erigió un pequeño monumento en el patio de la unidad habitacional marcada con el número 151, predio que antes había pertenecido a la Compañía Textil Mexicana.
Muy cerca convergen la Avenida del Taller y la calle de José T. Cuéllar; todavía a inicios del siglo pasado, esta última era el Canal de Derivación, que conectaba a La Viga con el pueblo de Romita. Del lado noreste actualmente hay una sucursal de Banamex, pero en el mismo sitio estuvo la plaza de toros Vista Alegre; aunque tuvo una existencia breve, entre 1933 y 1939, su presencia dio nombre a la colonia vecina. Y justo en la contraesquina, la pulquería “El campeonato” también se perdió en el olvido; sin embargo, la afición por esta bebida se mudó al número 179, donde abrió sus puertas un expendio llamado “El sol sale para todos”.
A la altura de la Calzada Chabacano se ubicaba una de las aduanas de entrada a la ciudad, conocida como la Garita de la Candelaria o de Zaragoza. En los terrenos aledaños se fraccionó la colonia Asturias, un mote ligado a la tradición futbolística capitalina, pues entre sus calles se construyó el estadio del Club Asturias, el primer campeón de la era profesional; la estructura de madera fue incendiada luego de un encuentro en 1939, y para los sesenta, el sitio se convirtió en una de las primeras sucursales de la Comercial Mexicana.
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